Juana, Francisca y Soledad son adolescentes indígenas de Guerrero, en el sur de México, que comparten un destino: las tres fueron vendidas por US$2.300 dólares cada una para contraer matrimonio con desconocidos.
Su caso no trascendió en la región donde ahora viven porque es uno más de los que ocurren con frecuencia en el país, según reconocieron autoridades y organizaciones civiles.Y es que en este siglo XXI, en algunas comunidades indígenas de México aún prevalece la tradición de intercambiar a niñas y adolescentes por comida, animales domésticos o dinero.
Es una práctica que corresponde a los llamados usos y costumbres de los pueblos indígenas, pero que en algunos casos se ha convertido en una alternativa para sobrevivir a la pobreza, explicó Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan.
"Para algunas familias es una manera de acceder a recursos económicos a través del intercambio de sus hijas", dijo en conversación con BBC Mundo.
De acuerdo con autoridades y organizaciones feministas, esta costumbre ocurre sobre todo en comunidades indígenas de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, donde se concentra la mayor parte de la población indígena del país. (continua,,,)
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