el comercio/PALOMA LAMADRID
Felisa Soria (Avilés, 1959) prefiere apartarse del foco público porque quiere que todo el protagonismo se concentre en las actividades que se realizan desde la Oficina de Políticas de Igualdad, entidad que dirige. Y ellas ocupan su discurso, un relato lleno de pasión por el trabajo que desempeña. Durante el pasado año, el Centro Asesor de la Mujer atendió a 862 mujeres, a las que se ofrece información jurídica en casos de maltrato, discriminación u otras circunstancias. Además, desde Igualdad se llevan a cabo campañas y talleres para sensibilizar a la población, sobre todo, a los jóvenes.Las empresas comprometidas con la igualdad en Gijón han crecido un 68% en los últimos cinco años. ¿Los empresarios están más concienciados?
Somos conscientes de que la Ley de Igualdad a las empresas de más de 250 trabajadores y trabajadoras nos obliga a tener un plan de igualdad. Lo que nosotras hacemos es poner en valor a aquellas empresas que, siguiendo la ley, realizan medidas de igualdad y avances en la aplicación de la normativa. De ellas, muchas no tienen 250 trabajadores, pero sí que ven una ganancia. La gente que aplica de la Ley de Igualdad termina convencida de que es un bien para todos porque termina generando niveles de mayor bienestar emocional cuando se trabaja. El mejor bienestar económico y laboral y el reconocimiento de los derechos va a repercutir en el clima de la empresa. Poco a poco, vamos notando un incremento. Tenemos un blog, el de la Unidad de Género, donde colgamos toda la información relevante para las empresas: documentación, financiación, subvenciones... Y tenemos un nivel de visitas altísimo.
¿Cuáles son las medidas más urgentes para aumentar la visibilidad de las mujeres?
La invisibilidad tiene que ver con el hecho de que las mujeres no están en la toma de decisiones, en las escalas de poder. Las mujeres, por diferentes casuísticas que tienen que ver con las políticas y con aspectos muy básicos de la vida, como la conciliación, difícilmente pueden dedicarle más tiempo a su desarrollo profesional y a asumir responsabilidades en este terreno. Si tiene al mismo tiempo que encargarse de lo doméstico, hasta que los hombres no asuman una corresponsabilidad real, eso va a lastrar la participación de las mujeres. Cuando en las negociaciones las mujeres no están, se nos termina relegando en la toma de decisiones. ¿Qué hay que hacer? Más legislaciones, más educación, más concienciación y sensibilización.
¿Es una tarea a muy largo plazo?
A medio-largo plazo. No es para mañana. También porque la Ley de Igualdad está basada en el reconocimiento de la falta de igualdad. Aunque existe suficiente normativa nacional e internacional que garantiza la igualdad de hombres y mujeres, la realidad es que, en el día a día y en lo efectivo, esa realidad no existe. Cuando analizamos el número de mujeres que acaban los estudios superiores, cada vez nos encontramos que son más exitosas en todos los niveles educativos. En este momento, hay un 57% que acaban estudios superiores, pero, a la hora de la verdad, las mujeres tienen mayores niveles de desempleo y hay una brecha salarial, un techo de cristal, un suelo pegajoso... Hay una falsa apariencia de igualdad.
¿Los jóvenes son conscientes de la desigualdad?
Las chicas y chicos jóvenes no son tan conscientes de la desigualdad. Se habla del espejismo de la igualdad porque hay muchas chicas jóvenes que no son conscientes hasta que no buscan un trabajo. La conciencia de la desigualdad empieza a aparecer en el momento en el que se independizan, que comparten la vivienda con su pareja y, sobre todo, a partir de tener un hijo, porque es cuando los roles se suelen afianzar más en una visión tradicional. O cuando las mujeres acceden al mundo del empleo, entonces se dan cuenta de que en igualdad de condiciones y por los mismos puestos de trabajo en muchas ocasiones las diferencias salariales son una evidencia. Los datos cada año son espeluznantes porque, lejos de acortarse, esa brecha aumenta.
España está lejos de alcanzar el grado de conciliación entre vida laboral y familiar del resto de Europa. ¿Cuál debería ser el siguiente paso?
Tenemos horarios muy difíciles de conciliar. Mientras que en Europa hacen descansos de una hora para comer y poco más, aquí hay jornadas partidas o eternas. Y también está el presentismo en el trabajo, el hecho de que si no estás disponible puede ser mal visto. Cosa que, en otros países, no pasa. Esto se une a la falta de ayudas, a que los permisos de maternidad y paternidad no son tan amplios... Y esto sin entrar en comparación con los países nórdicos. La solución pasa por la vía legislativa. Está claro que si en otros países funciona es porque hay una normativa legal que lo ampara. Aparte de una tradición que, en España, tenemos que crear».
El Centro Asesor de la Mujer ofrece asesoramiento legal. ¿Cuáles son las principales consultas de las usuarias?
Está dirigido a la atención a las mujeres en el campo de la jurisprudencia, siempre y cuando sientan mermados sus derechos por el hecho de ser mujeres. El 63% de las consultas son por violencia de género, algo que es llamativo. El resto tienen que ver con separaciones, situaciones de derecho laboral, acoso, herencias... Pero, fundamentalmente, tienen que ver con la ruptura de la convivencia con la pareja: los derechos de los hijos, las visitas...
También se realiza el seguimiento de las órdenes de protección. ¿Se incumplen a menudo?
Se incumplen bastante. A las mujeres que tienen orden de protección se les ofrece el teléfono de seguimiento (Atenpro) para que, en caso de que haya una transgresión, puedan avisar y recibir la protección.
Estamos asistiendo a casos de violencia machista en chicas cada vez más jóvenes. ¿No funcionan las campañas de sensibilización?
Difícilmente se lo voy a poder explicar. Es una casuística muy compleja. Si pudiéramos comprender por qué ocurre, podríamos atajarlo. Creo que todos los expertos están perplejos porque se hacen muchas campañas, pero no están siendo oportunas porque sigue ocurriendo. Nos encontramos con que el 30% de los jóvenes justifica que si una mujer había sido maltratada, algo habría hecho. También ocurre que los jóvenes identifican la violencia de género con la paliza, con el maltrato físico, y entienden que eso ocurre en la vida adulta. Y no identifican muchas conductas que tienen que ver con acoso, con control, sobre todo, a través de las nuevas tecnologías. Habrá que hacer muchos estudios para entender estos mecanismos.
«Relajo en las formas»
¿Es necesario revisar la educación que se da a los niños?
Ha habido un relajo en las formas, todos somos cómplices. La educación es muy compleja y es lo que reciben en casa y en el centro educativo, pero también lo que se ve a través de los medios de comunicación y en los videojuegos. Y estos juegos muchas veces no están controlados. ¿A qué están jugado? ¿Están matando marcianos? ¿Mujeres? Hay un componente sexista altísimo en esos videojuegos y también en el cine, que es un transmisor de roles y comportamientos. Y las películas que ponen en la televisión son las de hace 30 años, que eran mucho más sexistas que las de ahora.
¿Cuáles son los talleres más demandados en Femenino Plural?
Las mujeres de Femenino Plural son las que participan en las vocalías de la mujer de las asociaciones de vecinos. La media de edad está en los 60 y pico años, incluso tenemos mujeres de 80 y 90. Con lo cual son mujeres que no han tenido acceso a formación, que han sido amas de casa, que cuando los hijos se marchan de casa o se quedan viudas necesitan conectarse con el entorno. Con lo cual, la participación social es muy importante. Por lo tanto, el tema de la salud y la participación son temas muy importantes porque son mujeres que empiezan a tener problemas emocionales por la realidad, problemas físicos de salud. Pensamos que es un programa que descarga notablemente al Sespa y a los ambulatorios.
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