10 jun 2013

El falso monje shaolin: ¿asesino en serie?

Salud Mental
por: José Carlos Fuertes . Medico psiquiatria

Una nueva noticia y también un nuevo sobresalto. En esta ocasión nos hemos vuelto a quedar atónitos ante lo que lanzaban los teletipos de las agencias informativas el pasado domingo. Un sujeto, conocido por ser el único 'monje shaolín Español', se convertía de la noche a la mañana en un posible asesino en serie. Unos vecinos habían alertado a la policía de que algo extraño pasaba en el gimnasio bilbaíno donde este curioso y, como estamos viendo ahora, cruel y violento personaje, pasaba largos días enseñando la no violencia, la relajación y el control mental, ¡¡qué broma macabra, qué gran paradoja!!



Los hechos son contumaces y al parecer podríamos estar en presencia de un asesino en serie, es decir, según las definiciones que nos dan los criminólogos, se trata de un sujeto que mata reiteradamente y que lo hace de forma individual y a personas con las que no tiene vínculos, que carece de móviles claros y que lo hace en diversos momentos, pasando a veces por pausas o intervalos de "enfriamiento". Actúan en suma como un depredador, que acecha, se acerca, seduce y, prevaliéndose de la debilidad emocional de las victimas, las mata sádicamente.

Por lo poco que estamos sabiendo, ya que la investigación judicial y policial está en su fase inicial y además secreta, hay ya dos cadáveres que son fruto de la macabra obra de este artista de la “no-violencia” y “de la paz para todos”, y por lo que se presume en fuentes policiales puede haber más víctimas de este elemento que ni es monje, ni shaolin, ni está adscrito a ninguna escuela oficial de lucha, y que parece a bote pronto un psicópata desalmado, que ha creado una secta basada en unas ideas megalomaníacas, fantásticas y falaces.

Lo poco que sabemos de él es que era una persona “aparentemente normal”, aunque desde hace aproximadamente unos dos años algo había cambiado en su vida, porque según las primeras manifestaciones de testigos directos, había pasado, de ser un sujeto muy activo en los gimnasios, dando directamente clases como maestro, a un aislamiento social intenso dedicándose sobre todo al estudio de la parte filosófica y mística que tienen las artes marciales orientales. Para complicar todavía mas la situación, también en las últimas horas ha trascendido que “Huang Carlos”, nombre con el que el mismo sujeto se había bautizado, estaba separado de una mujer traductora de chino, que tenía dos hijos y que desde hace dos años sufría un tumor cerebral del que estaría siendo tratado en una clínica privada de Pamplona. Hecho este paradójico, ya que en su página web narra a sus discípulos cómo fue capaz de curarse a sí mismo de un infarto, hecho que, por su importancia pericial, transcribimos literalmente: “Me apoyé en la pared, estiré mi brazo izquierdo para abrir la caja torácica y metí la mano derecha en lo más hondo de mis entrañas, alcanzando las costillas flotantes y metiéndolas por debajo de mi esternón. Tiré entonces lo más fuerte que pude de ellas hacía el exterior. En ese momento el aire entró y me empecé a recuperar”.

Como se puede ver, en esa ocasión no le hacía falta ningún medico, sino tan solo su energía mental y sus habilidades para curar su grave dolencia. Es lo que predica el falso monje y lo que algunos adeptos han llegado “ilusamente” a creer: que era un ser superior. Otro hecho significativo de su biografía psicopatológica es que en 1992, cuando tenía 26 años, tuvo que enfrentarse a la pérdida de su hermano mayor, a la sazón, su guía, maestro implacable y ejemplo inalcanzable en las artes marciales, quien murió al ser aplastado por el montacargas del edificio industrial donde se encontraba el gimnasio que regentaban.

Este nuevo e interesante personaje de la crónica negra española, se ha venido hasta ahora presentando como Abad de un monasterio que el mismo ha creado y maestro o “sifú”, capaz de recitar arengas pseudorientales, predicar la resistencia al dolor con un fondo de flautas y guitarras chinas o practicar artes marciales con destreza y habilidad. Lo que si está claro que a medida que se van conociendo detalles sobre Juan Carlos Aguilar, -asesino confeso de una mujer colombiana a la que descuartizó y autor de una paliza a una nigeriana que falleció tras permanecer unos días en coma-, el macabro suceso va adquiriendo tintes más novelescos. Porque, al parecer, el impresionante currículum del experto en artes marciales, que le sirvió de gancho para abrir un gimnasio de renombre en Bilbao y para aparecer en los medios de comunicación, tiene una gran parte de farsa.

Los informes forenses preliminares no observan ningún trastorno psiquiátrico relevante en el “seudomonje”, y lo describen como sujeto correcto, educado, frio, inteligente, narcisista y sin alteraciones en el curso y contenido del pensamiento. Es decir, de entrada un asesino consciente de sus actos, con plena libertad para llevarlos a la práctica y perfectamente ubicado en el mundo presente.

Yo, lo siento, pero un servidor no lo tiene tan claro. Veremos lo que la investigación psiquiátrica, que a partir de ahora de seguro se tiene que practicar, nos va decir. Su ideación mesiánica y de grandeza, su “mentiras-creencias” constantes y cada vez más importantes, la rigidez y autoritarismo que empleaba con sus adeptos, su ambición desmedida por ser el único y el mejor en el arte del Kung Fu, su desparpajo e histrionismo al relatar sus milagrosas curaciones, su falta de planificación en la ejecución del delito que permite su detención in situ, el descuartizamiento meticuloso y quizá simbólico de la primera víctima, su cambio conductual en los últimos años percibido por muchos de los que le conocían, su tumor cerebral de larga evolución y del que tan poco sabemos. Son muchas lagunas e incógnitas que merecen un estudio más minucioso y pormenorizado. En fin, lo dicho, es necesario esperar y estudiar el caso, antes de emitir un sencillo, impactante y probablemente, errado diagnóstico forense.

> En la imagen, Juan Carlos Aguilar, el faso monje shaolin.

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